MUSEO DE BELLAS ARTES DE BADAJOZ

PINTURA


  • Pintura Pérez Rubio
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Timoteo Pérez Rubio

Oliva de la Frontera (Badajoz), 1896
– Río de Janeiro (Brasil), 1977

Timoteo comienza su andadura artística, que habrá de convertirse en una de las más renovadoras del panorama plástico extremeño de principios de siglo, ya en su Oliva natal, de la mano del cura de su pueblo, y posteriormente en la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz bajo el magisterio de Covarsí. En 1915, ya en Madrid, ingresa en la de Bellas Artes de San Fernando, donde habrá de conocer a la escritora Rosa Chacel, su futura esposa. Prontó manifesó su devoción por la pintura de paisaje, marcado profundamente por la madrileña exposición impresionista de 1918 y por la beca de pintura paisajista que obtiene en El Paular. Entre 1922 y 1927 se encuentra en Roma, ya casado con Chacel, donde completa su formación y realiza algunas de sus obras más reconocidas, como el Paisaje con animales que habrá de valerle una Segunda Medalla en la Nacional de 1930.

No obstante, si por algo es conocido nuestro artista, más allá de su producción, es por su dedicación a la salvaguarda del patrimonio artístico español durante la Guerra Civil, en su papel de presidente de la Junta Central del Tesoro Artístico. Timoteo se encargará de organizar el traslado de los fondos del Prado desde Madrid a Valencia para pasar finalmente a Ginebra.

La pintura de Timoteo es variada y renovadora. Aunque no se adscribe a ningún movimiento vanguardista concreto, se adentra en experimentos pictóricos que lo aproximan con ciertas reservas al surrealismo y al cubismo. No obstante, como venimos diciendo, de la producción del extremeño destacan, sobre todo, las obras paisajísticas. El MUBA conserva en su colección una interesante muestra de sus paisajes, entre los que podemos destacar el boceto para la citada obra Paisaje con animales, premiada con Segunda Medalla, El vivero, la Primavera en los Alpes, o el Riachuelo de Valença, obra brasileña donde podemos apreciar la destreza del pintor a la hora de resolver un frondoso paisaje con rápidas y seguras pinceladas. De su faceta como retratista destaca el invernal Retrato de doña Concepción Rábago.